Qué bonita estampa,
las barquitas,
mar adentro,
tan sencillas,
pintadas de hace tiempito,
en blanco, azules,
naranjas, amarillos.
Alguna lancha motora
pasa a su laíto,
sin entorpecer con lo moderno
la imagen de lo antiguo;
rodeadas de boyas
que se mueven,
como ellas,
al compás de las olas
que entretejen el rumor
que perfectamente se oye
en las caracolas.