En la paz y la esperanza
ahora resido
viendo el cielo abierto
y el mar tranquilo,
rehaciendo con paciencia
el puzle de mis sentidos
rescatándome a mí misma
de lo vivido.
En la paz, la esperanza
me abro camino
calzando de gloria
mis piececitos
aprehendiendo a amar
y a amarme
muy despacito.
Perdonando a quien sabe
a ratitos
y agradeciendo mi vida
y mi recién amado de nuevo
cuerpo físico.
En la paz y la esperanza
formo mi nido,
siendo feliz como mujer.
Existo.