Me gustaría que todos los días
físicamente me abrazaras
y siguieras dulcemente besándome
cuando, con la noche,
mi cabeza reposa en la almohada.
Haría más gustosa la ensalada
y celebraría incluso
el ser ama de casa.
Te leería horas y horas
en la galería soleada
bellas novelas preciosas,
bellas novelas románticas,
donde todo tiene un final feliz,
donde todo se arregla
y bien acaba.
Y acariciaría tu cuerpo
con toda mi alma.
Si aquí estuvieras
viva de nuevo,
en tu piel nacarada,
te aceptaría a cada momento
y te diría,
de millones de formas,
incansablemente siempre,
te quiero,
te quiero mi Amma.