Soy la nada y soy el todo,
el solar que quedó vacío,
arrasado por el odio,
la libre del mal y del miedo;
soy una feliz parte
del maravilloso misterio.
Soy la que hoy escribo,
la que me recompongo,
las que reconozco a los amigos
y subsano mis errores,
la que despierta los latidos
de los corazones,
la que agradezco los pasos dados
y perdono los desatinos,
la de los amores verdaderos
y el buen enfoque de los sentidos.
Soy la obra de la Gran Creadora
y el tierno toque de su bondadoso espíritu;
soy
la que ahora no me resisto,
la que abro mi camino,
la que bendigo.
Soy el corazón del universo
en mi propio cuerpo físico.
A mí misma
con amor he vuelto
después de lo vivido
y soy,
de nuevo,
la bella
luz de lo divino.