Aunque cae la noche
no siento oscuridad,
quedan los reflejos dorados
del sol que ya se ha ido a acostar,
se pueden ver sus anaranjados mates
allá sobre la mar.
También quedan las estrellas
con su bello titilar
y las luces, cerca del horizonte,
de los barrios de la ciudad
sin contar los flashes
de algunas cámaras
por la avenida:
instantáneas para el recuerdo
de estampas tan bonitas.
Y resplandece el agua del mar
con sus olas,
al besar
esa arena preciosa
que tanto me ayuda a descansar...
La noche llega,
un día más,
mas yo estoy
"iluminá".
Fue un trabajo de titanes;
ahora a dar ¡gra-cias!