Sigo viviendo,
en la paz de los segundos
que se deslizan por mis dedos
en los susurros constantes
del amor en mi cuerpo
en las mañanas perdidas
rescatadas en silencio,
en las noches sin miedo,
en las maravillosas pautas
que marcan
mis más felices recuerdos.
Gracias a Dios
sigo viviendo.