Las palabras no eran vacías
ni tampoco los besos
ni las múltiples noches vividas
ni los muchos kilómetros
ni los bellos te quieros,
ni los escenarios variados,
ni los parques, las plantas,
los perros,
ni las monturas de dos ruedas,
sus motores, la luna,
el silencio.
Las palabras no eran vacías
ni el sonido de las guitarras,
ni el tiempo,
ni el sentirme amada día a día,
la única deseada,
el amor sincero,
el amor primero,
bendito amor que impregna
todos,
todos mis recuerdos.