Amo al mar desde niña. Ahora al Océano. Su olor. Su sabor. Su propia vida que, también, en gran parte, es la mía. Amo el color de las olas y como se queda impregnado su maravilloso sonido en las caracolas. Amo las gotas de agua, los granos de arena, el verde olor de las algas. La caricia del sol en mi piel cuando sobre la toalla estoy tumbada. Y la ligera brisa del aire que de vez en cuando pasa. El sonido alegre de los niños jugando con sus cubos y palas. Incluso las gotas de fina lluvia que, de tanto en tanto, caen en alguna jornada.
Ojalá se borre y desparezca para siempre todo lo que me ha estado impidiendo estar a la Playa y a la Naturaleza todo el tiempo unida. Pido este milagro hoy, aquí y ahora, de verdadera sanación para mi misma y para esa niña interior que siento muy dentro, en mi corazón, y a la que le pido Perdón por hacerla estar viviendo en un mundo que ha estado causando tantísimo malestar y sufrimiento, tristeza y dolor. Ambas, juntas, tendremos que hacer algo al respecto y acabar con este horror. Gracias al mar, a las playas, a los océanos. Gracias al Agua a la cual hoy libero con Amor y, junto con Ella, a mi niña y yo, una mujer que ama y que quiere verlo sano tó, viéndose a sí misma viviendo libre en un mundo donde reine el Respeto todo el tiempo, la Paz y el Amor. Un mundo libre de miedo, de ego, de maldad y corrupción. Un mundo donde poder ser plenamente feliz, mi verdadero estado interior. Y como diría ahora Mafalda: ¿y el de Vos?...
Anna.
3.2.20