¡Qué gracia! ¡Cómo son las cosas! El pasado lunes, Santiago Gil, habló de la "necesariedad" de tener una "mirada limpia" y, del pasado 31, he aquí este poema que titulé: "A través del cristal". Mira como empieza... ¡nada es casualidad!.
A través del cristal.
Una mirada limpia,
llena de luz y serena;
no de esas de alambre,
aunque algo picaresca.
Una límpida mirada,
una mirada amable,
de esas que no condenan;
con olor a hierba fresca,
con sabor a inmensidad
y a pinares,
a raíces,
a verde menta;
no de esas postizas,
o de ida en vez de vuelta.
Una mirada que frague
el calor de las almenas,
que tiña de rubor mi sangre,
que me haga sentir despierta;
no de esas que reducen sólo a carne
una humanidad completa.
Dame una mirada sana
Señor,
siempre llenita de cosas buenas,
una mirada que construya
constante Amor
con cada subir y bajar
de mis pestañas
bajo mis cejas,
con cada enlazamiento de quimeras;
una mirada que sane, que me sane,
que no se entretenga,
que no pierda el tiempo en cosas vanales
y me haga ver la luz
a través de todas las apariencias.
Maestra Ana Manuela Gª Contreras.