Llego un poco tarde, pensé. Ya estarán todos en el taller.
La calle empedrada, el sol en mi piel.
Traspaso el umbral de entrada de la casa de Galdós.
Camino reverenciando el espacio,admirando su obra anaquel tras anaquel y,
antes de llegar al patio, lo veo a él.
"Te estaba esperando, querida mujer.
Quiero que sepas que eres más que bienvenida a este arte,
que bajo mi sombra tendrás refugio constante.
Te conozco desde que escribiste y firmaste en el libro de visitas, incluso de antes.
Sigue con tu pluma, tus bolígrafos, tus lápices...
que no cesen nunca tus andares.
Pisa fuerte pues te acompañamos. Y no te olvides de ser grande.
No te escondas más.
Se necesita gente grande en un mundo tan pequeño como el de ahora,
tan distinto al de antes, en par-te.
Bebe sorbo a sorbo de esta fuente y ¡adelante!"
Gracias Maestro Galdós, pensé.
Y no sentí que fuera tarde.
Anna.
11.3.17