Pausamos el tiempo en las estepas
del áfrica cotidiana
mientras las hilanderas del cielo
remiendan los desgarros del aura.
Ya no habrá futuros inciertos
ni pesados pasados ni cargas
ni amargas soledades en las almohadas;
ya no habrá causas del miedo
ni intenciones malsanas.
Pausamos el tiempo
despiertos
como la recién nacida abre sus alas
y libres de todo tormento
a la luz de la alborada
observamos,
con mirada enamorada,
que se ha ido el desconcierto
que de nuevo las nubes son blancas
que aún cantan los pájaros
en las verdes y bellas ramas
que la obra ya se ha hecho,
se hace con paz y palabras,
con silencios, tierra y suspiros de alivio
ahora que ya estoy sana.
Gracias.
Anna.
(Escrita a finales de noviembre pasado
entre Barcelona y Las Palmas).
del áfrica cotidiana
mientras las hilanderas del cielo
remiendan los desgarros del aura.
Ya no habrá futuros inciertos
ni pesados pasados ni cargas
ni amargas soledades en las almohadas;
ya no habrá causas del miedo
ni intenciones malsanas.
Pausamos el tiempo
despiertos
como la recién nacida abre sus alas
y libres de todo tormento
a la luz de la alborada
observamos,
con mirada enamorada,
que se ha ido el desconcierto
que de nuevo las nubes son blancas
que aún cantan los pájaros
en las verdes y bellas ramas
que la obra ya se ha hecho,
se hace con paz y palabras,
con silencios, tierra y suspiros de alivio
ahora que ya estoy sana.
Gracias.
Anna.
(Escrita a finales de noviembre pasado
entre Barcelona y Las Palmas).