El amor sabe de horizontes e infinitos
de dibujar caracolas entre las olas
que encaminen los pasos hacia él
desde el hastío;
el amor sabe de sólo mojarse lo justo
en esas tardes de lluvia
tras los cristales,
de no sólo hacerme amar
sino que me amen.
También sabe de
noches en vela y de frío
de amaneceres sutiles
de roques vivos
y de la feliz vuelta a casa
en mi corazoncito.
Bajo la Sabiduría del Amor
estoy
aquí en mi sitio.
Anna.