Este poema que hoy traigo a mi blog fue escrito en 1.875 y publicado en "in Hospital"(Londres, 1.903), por William Ernest Henlay. Cuentan que Nelson Mandela lo leyó en bastantes ocasiones mientras estuvo recluído y en él encontró fuerza y consuelo. Lo traigo a colación, entre otras cosas, por si sirve de ayuda.
Fuera de la noche que me cubre,
negra como el abismo de polo a polo,
agradezco a cualquier dios que pudiera existir
por mi alma inconquistable
En las feroces garras de la ciscunstancia
ni me he lamentado ni he gritado.
Bajo los golpes del azar
mi cabeza sangra, pero no se inclina.
Más allá de este lugar de ira y lágrimas
es inminente el horror de la sombra,
y sin embargo la amenaza de los años
me encuentra y me encontrará sin miedo.
No importa cuán estrecha sea la puerta,
cuán cargada de castigos la sentencia.
Soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.