Desde el cielo
cual espejo
brillando
en el suelo
como un lienzo,
luz perfecta
y su reflejo
en el silencio
arrullada por el canto de las olas
y la caricia del viento,
mientras él se pone
yo observo
las ventanas que,
para mí,
se abren
en todo el universo.
Bendigo la tierra que habito,
bendigo mi cuerpo,
inmortalidad presente
en todos mis versos;
agradeciendo,
en la quietud del horizonte,
lo cerca que es lejos.
cual espejo
brillando
en el suelo
como un lienzo,
luz perfecta
y su reflejo
en el silencio
arrullada por el canto de las olas
y la caricia del viento,
mientras él se pone
yo observo
las ventanas que,
para mí,
se abren
en todo el universo.
Bendigo la tierra que habito,
bendigo mi cuerpo,
inmortalidad presente
en todos mis versos;
agradeciendo,
en la quietud del horizonte,
lo cerca que es lejos.