Y, ahora, después de unos cuantos días poniendo aquí cositas de los demás, uno de "mis aprendices de poemas".
Escribo cuando quiero y como me place
subiendo montañas
poniendo las haches
llegando a la cima
sin marearme,
abriendo a lo bueno
la puerta de alante
la de atrás ya quedó cerrada
para no perjudicarme;
pasando por mesetas, estepas y valles
durmiendo tranquila
bajo la luz de mi madre.
Ya no tengo por qué castigarme.
Ahora vivo y escribo
para sanarme.