Regálame.
Regálame por favor, tierra y sonido.
El canto bello de los pájaros
libre de conflictos.
Mañanas con rocío,
noches serenas,
palabras hermosas.
Silencios no dormidos,
también cantares y coplas.
Y un despliegue de armonía
que me una más a las rocas.
A esa atemporal Madre,
que siempre me da Vida
y nunca me odia.
Regálame.
Regálame la comprensión de lo no oído.
La mística de los avatares.
El mejor de los sentidos.
Para poder compartir lo bueno,
más que con claves, sin fases
sustentadas en enrevesados endecasílabos.
Para no tener que invertir más
en pérdida de amistades
ni en el taimado olvido.
Regálame pureza, originalidad
y algunas dulces tardes.
Sé bienvenido
¿Entre sábanas blancas
y el recuerdo de nenúfares?
¡Quién sabe!
Sólo Dios mismo.
Espero no pedir mucho
en tiempos tan necios y cobardes.
Y más siendo que ahora poco o nada
acaso pudiera yo misma darte,
al no saber qué es lo que aún me queda
después de despertarme.
Regálame Vida,
sin tener ya que sacrificarme.
¡No hará falta que quememos más árboles!
Anna.
18.2.20